2 de marzo de 2007

UNA PROBADA DE MIEL

Quiero mucho a esta foto pues me la tomó mi gran amado y admirado abuelo Federico a quien, ¡¡¡también le gustaban Los Beatles!!!! Luego, ambos nos poníamos a platicar sobre ellos y su trascendencia. Estoy afuera de la casa donde vivíamos él y yo únicamente. Una vez me prestaron una guitarra en el taller donde yo trabajaba ubicado en la Avenida Juárez, esa misma noche había una fiesta y como mi Fede no me daba permiso de ir a esos reventones, me tuve que salir a escondidas, para eso dejé la puerta abierta, pues no tenía llave. Cual seria mi sorpresa que al regresar ya me habían robado la dichosa guitarra, ya no tuve más remedio que pagarla, pero al menos: ¡no me cerraron la puerta! pues otras veces me tenía que salir por la reducida ventana para evitar dormir fuera de casa. La casita cuya renta pagaba mi hermana Blanca no era más que tres habitaciones pequeñas: una cocina comedor, y dos recámaras, una para Fede y la otra para mi, pues vivíamos sólos. Mi cuarto, cuyos únicos muebles eran una cama de doblar, un sillón, cajas y un tocadiscos tipo portafolios colocado al centro de la pieza, (pero junto a la ventana) donde a todas horas disfrutaba los pocos discos que tenía yo de Los Beatles, estaba atiborrado de posters pegados en la pared de Los Beatles. De ellos o de John, o Paul, es verdad, pero también tenía un poster de la ciudad de Nueva York y de algunas chicas en bikini. Al único foco del cuarto le había puesto un separador de hojas de plástico de color rojo, lo que le daba al espacio un aspecto bien sicodélico, que resultó verdadera envidia de mis amigos. En ese lugar se oía siempre desde al amanecer y hasta antes de dormir: Have you ever seen the rain? de los Creadence y There´s a place de Los Beatles y algunos otros sencillos (que eran menos de quince) que en ese entonces conformaban mi colección, además de los discos que me habían prestado en la escuela: Try me we can make it de Donna Summer y el For Sale de Los Beatles. Luego compré el extended play de Girl/Michelle del Cuarteto, ( me costó treinta pesos lo compré en Almacenes García, una fortuna para ese tiempo que conseguí loca y desesperadamente no se ni de donde), después compré el album A hard day´s night y poco a poco otros LP´s. Yo estaba entonces en la secundaria y oía diariamente los programas de Radio Éxitos dedicados a Los Beatles, a las ocho de la mañana; a la una y seis de la tarde. Ahí conocí la mayoría de canciones de ellos. Yo escuchaba y amaba a Los Beatles tanto en la casa de Monterrey 702 colonia Cubitos y luego también cuando nos cambiamos a la casa de la colonia Morelos, ésta me gustaba muchisimo, pues a diferencia de la primera que sólo era un cuarto para todos los servicios compartido entre Fede, Blanca y Álvaro (que además amo y nunca dejaré de amar), la segunda olía a cilantro en las tardes, a verdadero hogar, pues Blanca hasta nos compró una estufa de gas, donde a veces nos hacía de comer y yo me sentía super viviendo en familia y oyendo A taste of honey o You cant do that, del Cuarteto de Liverpool.
¡Gracias vida por esos momentos tan hermosos!

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